Si tuvieras que operarte, ¿cómo elegirías a un buen cirujano? Del mismo modo, si buscaras a un buen Coach Ejecutivo, ¿cómo lo elegirías?.

En base a mi experiencia trabajando en el país y el exterior, resumo 3 aspectos que considero claves si tuviera que contratarlo:

1. Certificación en coaching con credencial internacional.

Respeto a muchas formaciones como la ontológica, sistémica, organizacional, programación neurolingüísitica (PNL), neurociencia, todas las cuales me nutrieron y lo siguen haciendo. Mi convicción es que en esta disciplina estamos al servicio del cliente, no de la técnica. Y nuestro propósito es usar la combinación de ellas que sean más apropiadas para su contexto y logros a obtener.

La credencial, como la que otorga la ONG International Coach Federation (ICF), es análoga a una certificación ISO en compañías productivas. Te orienta en estándares de calidad, experiencia y ética profesional. En mi opinión, para ejecutivos y situaciones complejas se necesitan Coaches Senior con credencial Professional Certified Coach (PCC) o equivalente, porque te avala que tomó una formación estimada de 2 años y reúne más de 750 horas de práctica en la profesión.

2. Experiencia corporativa.

Si bien la trayectoria de cada uno es única, haber trabajado en contextos donde los clientes están, nos ayuda a comprender mejor sus desafíos. ¡Y si tuvimos exposición a diversos mercados, fusiones, regiones y culturas, mejor! Haber pasado por las corporaciones y que las corporaciones hayan pasado por nosotros, significa que incorporamos aprendizajes, que hablamos el mismo idioma cuando se trata de vivencias, de indicadores y del retorno de esta inversión intangible.

Así trabaja un Coach que puede hacer un diagnóstico en situaciones complejas, co-crear un plan y acompañar en transitarlas hasta obtener esos nuevos logros.

3. Actitud por la extra mile.

Ese extra de actitud apreciativa y comprometida es para mí la cualidad que marca la diferencia, especialmente en épocas desafiantes del contexto y de escasez del talento. Como plantean varios artículos de HBR y Forbes sobre Management y Liderazgo, existe en las organizaciones un foco creciente en mejorar, retener y desarrollar a sus ejecutivos a través de prácticas y reflexiones más frecuentes como el coaching. Programas cortos y enfocados al propósito.

En mi experiencia con varios ejecutivos talentosos salvados en sus puestos a través del coaching, y algunos de ellos después promovidos, lo que marcó la diferencia es la actitud. Como coach, actitud de comprometerme con ese cliente, para que logre los resultados extraordinarios que se propone. Y en el ejecutivo o equipo coachee, esa actitud de animarse a algo diferente y confiar en ese alguien que se juega por él, ella o ellos para y hasta que tengan éxito.

En general ya exitosos en su metier o lo que llamamos lo técnico. Recurren a nosotros en algunas encrucijadas de la organización o de su carrera, cuando hace falta ese algo más de liderazgo y competencias blandas para acceder a otro nivel como personas y en su negocio.

Por eso… ¡no es (sólo) la disciplina, es la persona! Y si todavía dudas, como con el cirujano, te invito a que pidas referencias. No tiene precio y sí importantes beneficios.


Autor: Inés Colle, Coach Ejecutiva Organizacional.